Vinicio
Ni te imaginas cuánto extraño esa mirada de asombro cuando nos veías llegar... "¿Quién te trujó?" , era la frase de bienvenida y la que jamás se me olvida; nadie me recibe como lo hacías tú y a nadie quiero encontrar con tanta efusividad en esa ciudad, tal como si me fuesen a premiar con un billete de $83 como lo hacía contigo. Qué raro que a éstas horas siempre se me dé por recordar esos momentos; probablemente es la mente la que busca y es el cuerpo el que pide : esos abrazos gruesos y esos ratos increíbles en donde ni siquiera me pensaba aquí. Ni oro ni plata, siempre los dos...