Culpables, los dos.
«Y acabó enamorándose de su voz y de las cosas que con ella decía.
Pero no fue su culpa.
En realidad no fue culpa de nadie.
Así sucede a veces y no vale la pena desvelarse investigando por qué.» — Angeles Mastretta.
Pero no fue su culpa.
En realidad no fue culpa de nadie.
Así sucede a veces y no vale la pena desvelarse investigando por qué.» — Angeles Mastretta.
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