Dos y medio.

En el principio de mi mundo, había una ilusión intacta, sábanas colmadas de desasosiego, un sueño inventado, y el calor incierto de tus manos. Anhelaba que supieras mi nombre, los versos de mi libro abierto, el sabor de mi café, y las rutas del mapa de mi cuerpo. Aprendiste ansioso y sin demora. Lo demás vino ligero. Olvidamos lo que era el tiempo y la desdicha, nos deshicimos de amarras y pliegues, nos desblindamos el alma de balazos.
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Y no nos vendimos cuentos, ni nos retribuimos culpas, ni nos adosamos arrepentimientos.
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En el principio de mi mundo, la noche era sincera como hoy, y estaba tu voz llamándome de lejos.
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Y me dijiste ven, que yo te llenaré de sueños.
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Y Junio estuvo lleno de noches sin dormir ...
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Así terminaba Junio.
Con una Luna en Cuarto Creciente.
Con tu garganta infectada,
mi ojo inflamado
y con un mes de Julio diferente.
Como los meses que llevas a mi lado.