·Cuando late el corazón.

Ni se molestó en llamar a la puerta,
sencillamente apareció
y se instaló cómodamente
en mi habitación cardíaca.




No entraré más en batalla, aunque la sepa más que ganada. A mi parecer tu indiferencia no es más que una respuesta a la negativa de permanencia, me daré por triunfadora cuando abras los ojos y al fin entiendas la distancia impuesta.


Creí poder sobrellevarlo, creí en poder reaccionar igual,
sabedora de mi inseguridad y mi incredulidad.

Y los resultados son... quien se equivoca de camino no soy yo.

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Aprendí a saborear la sonrisa invidente de los pájaros,
a mirarte de nuevo a los ojos,
sorprendida de la cotidianeidad del reflujo verbal,
de la risa en la garganta y la palabra dada.

(Había olvidado cómo reír con el corazón a reventar de que me habiten)

Páginas y páginas arrugadas, canciones olvidadas, letras de sentir obligado.
Añoraba saberlo cercano, añoraba el orgullo de saberme en su mano, inscrita y descrita, aún cuando la defensa es exclusiva y el ataque en finta, para volar rápido si la mirada no es fija.



Dolió no escucharte, suspiré ante el reencuentro.
No me queda sino saberte como te sé
y aceptar el momento.


No sé vivir sin amor.

Y regalo besos para saber

quién es el indicado::