Pleamar

A veces dudaba de cuánto es que me querías, dudaba el poder llegar a amar tanto, y mira que he quedado sorprendida.
Lo mío contigo es en exceso y es posible asegurar que no tiene nada de malo, ni a corto ni a largo plazo.
Eres quién estuvo esperando por mi, pendiente de a qué hora dormía y si comía, al margen de mis problemas y necesidades, de mis carcajadas y mis enojos (porque obviamente los hubo), pero siempre siempre estuviste ahí. Desvelandote y despertandote a la par conmigo.
Y a pesar de todo extrañaba tu voz, verte, abrazarte...
Vacíar mis sueños en tu mírada y dejarme habitar con tus palabras al tacto.
Llenar de mis manos tus bolsillos, y de caricias tu cuerpo.

La lluvia siempre me hacía recordarte, sabía bien que contigo podían bañarnos las gotas y no sentiriamos frío, y para mi suerte... diario llovío.
El mar me gritó tu nombre la vez que estuve pisando la arena. Se suponía que estaríamos juntos en la playa, me había adelantando.
Fue llegar al borde de la marea alta
y sentir, como si entre las olas me tocaran tus manos.

Me faltaste bastante, pero ahora aquí...
planeo no soltarte, darte los besos que guarde entre los suspiros que me robaba el pensarte.
Decirte te amo hasta cansarme.