Madrugadas


Y se vuelve loca, tres veinticuatro a eme, seguir sin dormir. Seguir pensando en él. Tragándose el silencio, bebiendose los minutos con ojos apretados. Disimular en el día no es valentía, es una tremenda cobardía. Se bebe otra copa, para olvidarse qué hace días él, en casa de ella, bebía de su vaso. Sigue soñando con ojos abiertos, soñandose en su pelo, como cerca del cielo. Distintas modalidades, creyendose un 'continuará...' menos sangriento.


- Mathilda ya no vuelvas a la cama con ojos llorosos, no te pierdas las horas frente a un papel, haciendo sangrar una pluma, con palabras que ya ni salen. Ya no vuelvas a abrir ése libro interesante, que conviertes en aburrido por tu falta de concentración. Ya no vuelvas a poner play, siempre eliges canciones que compartías con él.
Deja de pensar y actua, qué solo asi, le patearás el culo al insomnio y el corazón dejará de doler.
Vete a olvidar de las palabras que no van a ningun lugar. Vete a olvidar del cruce de miradas. Vete a olvidar de las vueltas a empezar.
*
Entonces, volvío a soñar (pero con ojos cerrados).

[...]
*
*
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*
Guillete: Has de saber que se me cuelan los huesos con la sustancia que fabrica tu nombre. Sólo permanece el ritual de bebernos las comisuras como alfabeto mencionado por el goce de los plexos. Piensa en mi matriz como el papel que ansía el trazo de tu sueño.

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