Hospitales y Quirófanos

El día de ayer, se había despedido de Luis sin haberse dado cuenta. Él había ido a su casa, como todos los días, se habían reído del vecino y del perro sin ojo que le ladraba al árbol.
Se habían jurado al despedirse: amor eterno.
Sí, parecía cosa de todos los días, cosa de enamorados que sueñan con los ojos abiertos y amenazan con besos al que gane en el "yo te quiero más"...
por desgracia, este no era un encuentro casual, era su última batalla de miradas y sonrisas, era el final.

Hoy por la mañana Flor se dirigía a la escuela, (sin pensar siquiera en sentirse un poco mal) enviaba sms de buenos días a su novio el ingeniero; Como era costumbre siempre sonreía, era feliz y cantaba las canciones de la radio mientras esperaba que dijeran el clima de la ciudad... Su padre conducía, iban camino a la universidad y de pronto...

Ambulancias, sirenas,
luces rojas, amarillas y blancas.

Quirófano número tres.

Le raparon media cabeza, eran notorios los rizos de treinta y cinco centímetros en la cubeta de RPBI mezclada con sangre y liquido cefalorraquideo.
El neurocirujano había quitado de su cabeza el hueso parietal y parte del occipital. Hematoma en ojo izquierdo, hombros y piernas, era notorio la ausencia del cinturón de seguridad.
Necrosis cerebral. Edema. Hemorragia, charcos de sangre en la sala del hospital.
Tenía además, el labio inferior roto, los braquets que nunca le habían gustado, eso le habían causado.

Le vendaron la cabeza haciendo notorio que "se hizo lo que se pudo".
El pronóstico de permanecer en este mundo, era reservado...
aunque de a poco, se veían correr sus últimas horas de vida.

Ella pensaba en su padre
al que vio por ultima vez frente al volante,
en su hermano pequeño y su madre diabética y sin un riñón.
También pensaba en Luis,
y en que había olvidado envolverle su sonrisa
en papel maché,
en su examen de Otorrinolaringología...

... el pulso cada vez más, se perdía.