Y ahora puedo culparte por mi sonrisa matutina, vespertina
y mis sueños moribundos...
dame besos nocturnos, silenciosos, a escondidas.



Hacemos listas. Hacemos trampa, todo con prioridades. Por colores. Y tú, pides explicaciones y das mapas para tomarme otro camino (decido el mismo, estar contigo). Se me ha parado el reloj a la hora que no era. No hay nada en la nevera. Me he aprendido el final de todas tus historias sin haber vivido ningún principio. Y te imagino en cualquier estación intentando comprar un billete que te lleve al pasado. Donde todavía podías, donde pudimos haber sido. Es miércoles, aquí y en tu ciudad amarilla. Pero no cambia nada. Suena Cleopatra como música de fondo. Tenía tanto que contarte que nunca supe muy bien por dónde empezar, temino por contarte mis traumas. Termino por sonreír porque no me tengo que ir. Prometo acordarme siempre de todas tus letras, de todas tus arrugas, de todas tus lagunas mentales que habré de hacerte recordar.


Qué raro Agosto. Siento que parte de tu destino se queda a vivir conmigo.

Comentarios

Anónimo dijo…
caminos a un lugar en el que nunca he estado pero si el corazon sirve de brujula algun dia llegaré

Entradas populares