♦ Por si acaso

Hoy después de un desayuno con mis papás, como si fuera fin de semana, me dispuse a rediseñar el blog (tras leer unos mails y comentarios de que esto estaba muy dark :P ... me puse a sonreír como loca y a bailar con música a todo volumen, a soñar despierta y a crear diálogos en el espejo de mi habitación.
Más tarde después de hacer puchero porque mis papás se habían olvidado de mi para ir a comprar cosas para la casa jaja, mi papá se ofreció a llevarme al supermercado por un tinte para el cabello. Él me esperó en el auto mientras yo "no me tardaba".
Fui y elegi el tono más castaño, caminé hacía las cajas para pagar y me interceptó una señora de pelo corto y claro (parecía que tenía unas luces grisáceas, me gustó el color)... se me acercó sonriente y confiada, pensé que me iba a hacer alguna pregunta como si yo trabajara en el super o me preguntaría algo sobre el tinte o no sé, cualquier cosa... Me soltó derepente un:
- ¡Hola!
Y yo medio entre sorpresa y pregunta le contesté otro
- Hola!?
Me dijo entre lo que recuerdo, que era una escritora de un libro no sé qué, que estaba convocada a ir al vaticano a recibir la bendición del papa... pensé que me ofrecería el libro jajaja y entre que me hablaba yo le observaba que tenía los ojos verde azules, tenía una nariz respingada y le faltaba una muela, era notorio porque sonreía más hacia el lado izquierdo, tenía una sonrisa bonita y llevaba unas arracadas que parecían ser de oro, no me acuerdo a qué olía, pero despedia confianza...
Después de explicarme lo de su libro y el papa... lo que me causó sorpresa fue que terminó con un:
"... pero tengo que darte un mensaje: tú fuiste la elegida."

Yo nunca he sido elegida para cosas jaja, no sé si me vi sarcástica, no me acuerdo si dije palabra alguna, sólo que abri más los ojos y mi sonrisa sin mostrar los dientes se estiraba...
Me dijo claramente: "Vas a recibir una bendición de Dios, alégrate. Esto va a cambiarte la vida."
Se me abrieron aúuun más los ojos, y le contesté un "okeeeeeeeeeeeei" largo que apenas si me salía.
Casi terminaba nuestro encuentro cuando me dice:
- Y debes aprender a confiar, eres muy desconfiada.
Le miré fijamente a los ojos y le sonreí, asintiendo levemente con la cabeza, no sé por qué no tengo memoria sobre si me rozó el brazo, pero tengo la sensación como si lo hubiera hecho y terminó con un: ¡Qué Dios te bendiga!
- Igualmente, le dije y caminé despacio.
Me dí la vuelta y ya no estaba... por mera inercia, morbo o no sé, me di vuelta por el otro pasillo y no la ví más... regresé a donde nos vimos y no estaba.

Tengo mis teorias ante este evento extraordinario... pero aún así, y por si acaso. Tenía que escribirlo.
Bueno o malo, ¿cómo saber?, sólo pasó.

Un beso.
Rocío Hernández Bustos.